Consejos para el embarazo saludable de tu gata

Consejos para el embarazo saludable de tu gata

Al igual que en todo ser vivo que experimente esta etapa fisiológica del embarazo debe de recibir ciertos cuidados especiales para llevar una preñez saludable y en el caso de las gatitas no es la excepción.

Por lo general, una gata que acaba de ser madre será una estupenda progenitora para sus pequeños. Es un auténtico gusto verla cuidando de los gatitos, manteniéndolos limpios, bien alimentados y protegidos del frío. Pero, ¿quién sería capaz de no ayudar a la madre? Nadie podría dejar que hiciera todo el trabajo sola, ¿verdad?

Por eso, es posible que te preguntes cómo cuidar a una gata que acaba de tener gatitos. ¿Qué puede hacer un humano por su felina, y por los cachorritos de ésta?

Durante el embarazo
La gata tiene un embarazo de unos 65 días más o menos. Luego de 45 días de gestación se le puede hacer una prueba de rayos X para saber la cantidad y el tamaño de los gatitos.

Durante ese tiempo necesitará una serie de cuidados para que todo vaya como la seda, empezando por la alimentación. En cuanto sepamos que está esperando gatitos, tenemos que cambiarle la dieta.

Un aporte adicional de proteínas y energía mantendrá a tu gata fuerte durante toda la gestación. La fórmula estándar de comida para gatos adultos es adecuada para la alimentación habitual, pero no contiene los nutrientes adicionales que necesita la futura mamá. Te recomendamos volver a la alimentación para gatitos desde el comienzo de la gestación hasta que los gatitos hayan sido destetados.


Hazlo lentamente, añadiendo gradualmente la fórmula para gatitos a su comida habitual durante 7-10 días hasta sustituirla por completo. Hacerlo así ayudará a evitar molestias estomacales a tu gata.

Esto favorecerá también a sus pequeños. No sólo significa que recibirán leche de gran calidad, sino que también ayudará a destetarlos, ya que la imitarán y probarán la comida que ella come.

Si tu gata sigue una dieta especial por motivos de salud, o si tiene un estómago sensible, habla con tu veterinario antes de cambiar sus hábitos de alimentación.

Pero, además, tenemos que asegurarnos de que está viviendo en un hogar seguro y tranquilo, sin ruidos ni sobresaltos. Si queremos que todo vaya bien, la calma, la paciencia y el respeto serán nuestros mejores aliados.

A medida que las hormonas del embarazo comiencen a actuar, es probable que tu gata se muestre más cariñosa y demande más mimos. El amor y el cariño son fundamentales en el cuidado de una gata gestante, pero es importante recordar que a medida que su cuerpo cambie, tendrás que tratarla con mayor delicadeza.

Aunque es seguro acariciar a tu gata embarazada, ten cuidado de evitar su barriguita. Esta zona estará muy sensible y cualquier contacto puede incomodarla o hacer daño a sus gatitos. Si tienes que coger a tu gata, hazlo sosteniéndola bajo las patas, en lugar de tocar su estómago.

Evita las actividades bulliciosas cuando la gestación de tu gata se acerque a su término y déjala a su aire en la medida de lo posible. Tendrás que ayudarla a permanecer lo más tranquila posible en este momento, ya que un exceso de dinamismo puede provocarle estrés.

Es importante realizar análisis clínicos a los gatitos
Es recomendable que su Médico Veterinario le realice una analítica para descartar que sean portadores de enfermedades víricas, como el virus de inmunodeficiencia felina (VIF) o el virus de leucemia felina.

Luego de un mes del periodo de gestación de un gato (o varios gatos) las pequeñas crías ya tienen formados los ojos, la cara y hasta la médula espinal.

Una buena medida de prevención es vacunar a las gatas antes de los embarazos. De esta manera se aumentan los anticuerpos que luego transmiten a sus gatitos a través de la primera leche (o calostro) y se evitan riesgos de enfermedades. En la última semana del embarazo, la gatita comenzará a necesitar dormir o descansar más, dejará de dar tantos brincos y necesitará de muchos mimos y caricias.

Vacunaciones
Lo ideal es que tu gata haya recibido todas sus vacunas antes de iniciar la gestación. Las madres sanas transmiten su inmunidad a los gatitos a través de la leche, por lo que es bueno asegurarse de que sus niveles de anticuerpos estén al máximo. Tu veterinario puede hacer un análisis de sangre para comprobar sus niveles de anticuerpos y confirmar si necesita vacunarse o no.

Recuerda que, si tu gata ya está embarazada y necesita vacunarse, no será posible administrarle ciertas vacunas durante la gestación. Pregunta a tu veterinario qué vacunas son seguras tanto para la mamá como para los gatitos.
Si tu gata no está vacunada cuando tenga a los gatitos, no te preocupes. Todo debería salir bien, pero si tienes dudas, consulta a tu veterinario.

Parásitos
Como las lombrices pueden pasar de la madre a los gatitos, es importante continuar con el tratamiento de desparasitación durante todo el embarazo. También debes mantener su tratamiento para las pulgas, pero consulta a tu veterinario si el producto que utilizas es seguro para ella y para sus gatitos.
Las gatas tienen la suerte de disfrutar de embarazos que suelen ser muy sencillos y sin complicaciones. Las complicaciones en la gestación de las gatas son poco frecuentes, soliendo limitarse a abortos espontáneos al principio del embarazo.

Si tu gata tiene un aborto espontáneo, no se alterará por ello y probablemente no te darás ni cuenta a no ser que se produzca en un punto avanzado de la gestación. Si fuese éste el caso, lleva a tu gata al veterinario para confirmarlo con un chequeo y prever alguna complicación.


Durante el parto
Cuando nuestra mascota comience con el trabajo de parto primero se mostrará inquieta y luego comenzará a buscar un lugar cómodo y protegido para tener a sus crías. Una vez que empiecen a nacer los gatitos los lamerá para incentivarlos a respirar.

En la medida de lo posible, no intervendremos. Sólo tenemos que ir comprobando que expulsa una placenta para cada gatito nacido, y que el pequeño se mueve tras el nacimiento.

En el caso de que no fuera así, lo cogeremos y haremos como si quisiéramos limpiarlo bien, a consciencia, con un trapo, frotando la espalda. También es muy importante darle aire en los pulmones, lo que sería el boca a boca. A veces ésta es la única medida capaz de ayudar al gatito a vivir.

Es común que la gata se coma la placenta, y de hecho te debes asegurar que la expulse por cada hijo que tenga. Si llegase a quedar una adentro es señal de alerta, puesto que puede desencadenar una infección.

Si falta alguna placenta o si la gata se ve muy débil y sospechamos que tiene algún gatito todavía dentro, o si la gata tiene muchas contracciones y pasan horas sin que nazca algún gatito es recomendable acudir a un veterinario para proceder a una eventual cesárea, por muy poco frecuente que sea.

Cesárea
Aunque es poco frecuente que se produzcan problemas durante el parto, algunas veces puede ser necesario realizar una cesárea. Este caso puede darse si la madre ha sufrido un trauma pélvico previo (una fractura, por ejemplo) o si pertenece a una raza caracterizada por tener una cabeza o tamaño corporal anormalmente grandes, como es el caso de los persas.

También es posible que tu gata necesite una cesárea si, durante el parto, pasa más de una hora empujando y los gatitos no salen. En caso de que esto ocurra, pide ayuda urgentemente a tu veterinario.

El nido
Durante las dos últimas semanas de gestación, anima a tu gata a permanecer dentro de casa para asegurarte de que no tenga a los gatitos en el exterior.

Asimismo, tenemos que dejar que sea ella la que decida dónde quiere hacer su nido, y no cambiárselo a menos que esté en una zona peligrosa (como lo puede ser la cocina o la lavandería).

Lo ideal es una caja de cartón rellenada con papel, mantas o toallas. Asegúrate de que la caja sea lo suficientemente grande y alta para que la mamá y su camada quepan cómodamente y ningún gatito aventurero pueda escaparse.

No te sorprendas si, en el momento de parir a sus gatitos, tu gata elige un lugar diferente del nido que preparó inicialmente. Si eso ocurre, no tengas miedo de llevar a los gatitos recién nacidos al nido. En cuanto hayan nacido podrás manejarlos fácilmente: la gata no los abandonará ni los lesionará porque tú los hayas tocado.

Asegúrate de que se mantengan calentitos cuando su madre no esté con ellos: te recomendamos que uses una bolsita térmica apta para microondas en lugar de una bolsa de agua caliente, ya que podrían pincharla con los dientes o con las uñitas.

Tras el nacimiento
La gata, instintivamente, sabe cómo cuidar de sus crías. Pero si es primeriza puede que surjan problemas, como que un gatito no coma demasiado o que la madre lo haya rechazado.

Además, tendremos que saber qué es lo que ha pasado, pues puede que la felina sufra de mastitis, que es la inflamación de la glándula mamaria, la cual requerirá atención veterinaria.

Por otra parte, hay que mirar el flujo vaginal de la gata. En los primeros 10 días, es normal que expulse flujo con un poco de sangre oscura; pero si pasado ese tiempo continúa haciéndolo y/o empieza a tener un olor fétido, hay que ir al veterinario pues podría tratarse de una infección.


Eclampsia
Las gatas son mucho menos propensas que las perras a presentar problemas de falta de calcio durante o después de la gestación (eclampsia).

No obstante, para asegurarte, presta atención a tu gata en caso de que muestre espasmos, nerviosismo y agitación: son síntomas de eclampsia, que pueden desembocar en convulsiones si no se tratan a tiempo.

Mucho cariño y responsabilidad
Lo que más agradece una gata preñada es una dosis extra de cariño. Es un animal con sensibilidad y le encantará que estés más cerca de ella en estos momentos, con caricias y palabras aún más agradables de lo habitual.

También valorará que juegues con ella, algo que no debes abandonar durante el periodo de embarazo. Eso sí: evita juegos bruscos y no hagas nada que puede resultarle molesto en la zona del vientre.

Como ocurre en cualquier embarazo, no solo nos debemos centrar en la mamá sino también en los futuros hijitos. Es decir, es el momento de pensar en los futuros gatitos que llegarán a casa.

Al principio, verás que prácticamente no se separarán de su madre, pues tienen total dependencia de ella, especialmente en la dieta: solo necesitarán amamantarse de ella.

Sin embargo, no está de más ser previsores y tener a mano leche maternizada, que los mininos podrán tomar desde sus primeras semanas de vida hasta el destete, y que se suelen vender con biberón y tetinas.

Para los amantes de los gatos, si bien es una linda experiencia acompañar y cuidar a la mascota en el momento en que tienen crías, lo recomendable es esterilizarlos posteriormente, a modo de ser responsables con el entorno y también con los propios animales para que reciban los cuidados necesarios y fundamentales.

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