A Vaco no le puse así por el dios del vino.
- Pancho Cavero
- 30 may
- 2 Min. de lectura

Se llamaba Vaco porque parecía una vaca… y era macho.
Blanco con manchas negras, flaco, chuequito.
Uno de esos perros que al mirarlo, te aprieta el pecho sin explicación.
Llegó a mí cuando recién abría mi veterinaria.
Una señora entró con él, su hermana y su madre.
Tres perros. Cachorros.
Y me dijo, sin vacilar:
“Quiero que los duerman. Los recogí, pero van a sufrir en la calle”.
Así.
Como si capturarlos y ejecutarlos fuera un favor.
Le dije que no, que eso no iba a pasar ahí.
Estaba molesto. No solo por la frialdad, sino por la lógica absurda:
¿Salvarlos para matarlos?
Antes de que se fuera, le pedí uno.
“Déjame al más vulnerable, yo lo doy en adopción”.
Escogí al chueco.
A Vaco.
En la veterinaria todos se enamoraron de él. Todos querían llevárselo.
Pero me ganó algo más profundo.
Lo adopté yo.
Esa misma noche la llamé para pedirle también a la hermana y a la mamá.
Pero ya era tarde.
Ya los habían dormido.
En otro lugar.
Donde la eutanasia es un trámite más.
Donde la vida vale lo que dure una excusa.
Vaco se quedó conmigo.
Y vivió años hermosos.
Me acompañó en Dr. Vet, en grabaciones, en campañas, en consultas, en todo.
Fue símbolo de una época donde comencé a entender que no se trata solo de perros y gatos.
Se trata del vínculo.
Gracias a él entendí que rescatar no es recoger.
Rescatar es comprometerse.
Es buscar segundas oportunidades reales.
Es dejar de ver animales como cargas… y empezar a verlos como compañeros.
Gracias, Vaco.
Por enseñarme eso.
Por vivirlo conmigo.
Y por seguir, de alguna forma, acompañándome en todo esto que ahora es PetExperts.
PetExperts
Muy pronto la revolución en la atención veterinaria . Ya no atenderemos solo perros y gatos , también cuidaremos del vínculo interpersonal .
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