A veces me pasa esto.

Estoy en consulta…

y dejo de mirar solo al paciente.

Miro al tutor.

Y pienso:

¿Qué historia habrá detrás?

Con los años me pasa más seguido.

Antes solo pensaba en el diagnóstico, el tratamiento, el protocolo.

Ahora entiendo otra cosa:

A veces lo que más necesita esa persona

no es saber qué tiene su mascota…

es que la escuchen.

Que la entiendan.

Que la acompañen.

Porque no solo llegan con un animal.

Llegan con un vínculo.

Con un pedazo de vida.

Con amor, miedo, culpa o esperanza.

He atendido animales toda mi vida.

Y sin darme cuenta, también he estado cuidando vínculos.

Esos que a veces sanan más que cualquier medicina.

Hoy soy más Pancho que nunca.

Más conectado.

Más petfriendly.

Más claro en lo que quiero construir.

Y se vienen grandes cambios.

Porque no solo atendemos mascotas.

Fortalecemos vínculos.

Y eso lo cambia todo.

Si tú también lo sientes así…

entonces estamos en el mismo camino.

Atentos.

Lo que viene es una revolución hermosa.

Y empieza desde el corazón.