Escrito por Gianpiero Peña
Una de las formas más crueles y silenciosas de maltrato que ocurre en nuestro país, es el abandono animal. Pese a que se habla mucho sobre la adopción responsable y el bienestar de las mascotas, muchas son abandonadas cada año, condenados a vivir en las calles, enfermos, desnutridos y a menudo sometidos a la violencia humana.
La indiferencia es la esencia de cada historia que no puede ser contada, quizá muchos fueron el centro de atención en sus hogares y otros cuando crecieron, se enfermaron o dejaron de ser "novedosos" y su destino cambió drásticamente. El problema no radica únicamente en la falta de recursos económicos para mantener a una mascota, sino en la ausencia de compromiso. Por lo cual, adoptar un animal debe ser una decisión seria, tomada con plena conciencia de que conlleva responsabilidad, cuidados y afecto a largo plazo.
Las excusas más comunes para el abandono van desde cambios de vivienda hasta alergias o falta de tiempo. El miedo, el hambre y la soledad son sólo algunas de las dificultades que presentan, pero detrás de cada una de ellas radica un problema mayor, la deshumanización de los animales y la falta de políticas que verdaderamente protejan su bienestar. A pesar de los esfuerzos de algunas organizaciones de rescate y voluntarios comprometidos, la solución no es sencilla, porque requiere tanto un cambio de pensamiento que debe ser influenciado en el ámbito cultural como un marco legal más estricto.
En muchos países latinoamericanos, las políticas sobre el abandono animal son débiles o inexistentes, lo que permite que este problema se perpetúe sin consecuencias graves para los responsables. Además, la falta de educación sobre la tenencia responsable de mascotas agrava la situación. La esterilización y castración, son métodos para proteger a tu mascota, sin embargo siguen siendo tabúes en algunos lugares, lo que contribuye a la ignorancia de salud animal y el aumento de animales callejeros.
Más allá de la compasión que podamos sentir por los animales, el abandono es un problema de salud pública. Los animales que viven en las calles sin atención médica,tampoco el cuidado debido y la alimentación necesaria pueden propagar enfermedades tanto a los animales como a las personas de la comunidad. Las colonias de perros y gatos callejeros crecen de manera descontrolada, lo que a menudo lleva a conflictos con las comunidades que, en lugar de buscar soluciones humanitarias, optan por medidas que en algunos casos llega hasta la muerte de los animales.
En un reciente reportaje de Convoca dan a conocer que 7 millones de animales se encuentran sin hogar, de los cuales un tercio de ellos no cuentan con vacunas básicas para su cuidado. Queda dicho que este hecho no solo es un gran problema, si no una gran falencia por parte de políticas de cuidado de libre acceso para animales abandonados, dejando de lado una necesidad básica para aquellos que no pueden ser escuchados.
La solución pasa por la educación, la concienciación y la acción. Es necesario que los gobiernos implementen políticas efectivas de control de la población animal, promuevan la adopción responsable y sancionen severamente el maltrato y abandono. Pero, sobre todo, es imperativo que como sociedad reconozcamos a los animales como seres con derechos, que sienten y sufren, y que merecen respeto.
El abandono animal no es solo un problema de los animales; es un reflejo de nuestra humanidad o, mejor dicho, de la falta de ella. Es hora de que actuemos con compasión y responsabilidad más que todo afectiva para evitar que más vidas inocentes terminen en las calles careciendo de necesidades básicas y sobre todo mucho amor.
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