Hoy dejé de pelear con mi cabeza.
- Pancho Cavero
- 11 abr
- 1 Min. de lectura

Y no sabes el alivio que se siente.
Por años pensé que había algo mal en mí.
Me distraía fácil, me olvidaba cosas importantes, empezaba mil ideas y no terminaba ninguna.
Y claro… me lo dijeron tantas veces que terminé creyéndolo.
“Muy acelerado”,
“muy impulsivo”,
“muy intenso”.
Y yo… me juzgaba, me exigía, me culpaba.
Hasta que llegó la verdad:
tengo TDAH. Y lo supe a los 50 años.
Y lejos de ser una etiqueta, fue un mapa.
Una explicación. Una oportunidad para abrazar mi forma de ser.
Mi cerebro no produce dopamina y noradrenalina como el resto.
Por eso necesito emoción, adrenalina, conexión real.
No es que esté mal…
es que estoy diseñado distinto.
Y ¿sabes qué? Hoy lo celebro.
Porque ese “desorden” me dio un montón de dones:
una intuición brutal,
una energía que no se apaga cuando algo me apasiona,
una sensibilidad que me conecta con las personas, los animales y el corazón.
No ha sido fácil.
Porque este mundo no está hecho pa’ cerebros como el mío.
Pero hoy ya no quiero cambiarme.
Hoy camino con mi ritmo. Y eso… es libertad.
Si tú también sientes que no encajas,
que tu mente va a mil por hora…
de repente también tienes un superpoder que aún no entiendes.
No estás mal. Estás hecho diferente.
Y eso, créeme… es lo más valioso que tienes.
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