Hoy quiero abrir el corazón y hablarte de algo que duele

Hoy quiero abrir el corazón y hablarte de algo que duele. Algo que muchos sienten, pero pocos se atreven a decir y que seguro muchos tutores ni se imaginan .

Los que cuidamos también nos cansamos. Los que sanamos también nos rompemos.

Hace unos días leí un informe que compartió el Dr. Luis H. Tello sobre suicidio en médicos. Los datos me golpearon fuerte: 1 de cada 10 ha pensado seriamente en quitarse la vida. Muchos viven con depresión. Y la mayoría... en silencio.

No pude evitar pensar en nosotros, los veterinarios. En mis colegas. En mí. Porque también nos pasa. Vivimos rodeados de vida, de vínculos hermosos, de agradecimientos sinceros. Pero también vivimos el dolor, la presión constante, la pérdida, las noches sin dormir, los diagnósticos que duelen, las decisiones que desgarran. Y encima, lo llevamos en silencio. Porque nos enseñaron que “tenemos que ser fuertes”. Porque “así es esta profesión”.

No. Ya no más.

Hoy quiero decirlo con fuerza:

El burnout veterinario es real. El cansancio emocional es real. La ansiedad es real.

Y sí, el silencio… también mata.

Cada vez que perdemos un paciente, perdemos una parte de nosotros. Cada vez que un tutor nos juzga o nos grita, se nos queda esa herida. Y cada vez que sentimos que no dimos lo suficiente, el alma se nos cae a pedazos.

Pero también sé que podemos cambiar esto.

Desde hace tiempo vengo trabajando en algo muy especial. Un proyecto que muy pronto verás nacer. Uno donde el vínculo que defendemos —ese entre humanos y animales— también nos incluya a nosotros.

A quienes estamos detrás del mandil. A los que cuidamos.

Porque si no nos cuidamos entre nosotros, ¿quién lo hará?

Si eres veterinario: habla, pide ayuda, llora si lo necesitas. No estás solo.

Y si eres tutor: regálale un “gracias” a tu veterinario. A veces… eso puede salvar.

Estamos a tiempo de cambiarlo todo.

Muy pronto…

PETEXPERTS. Bienestar para todos.