Hoy tengo un diagnóstico: TDAH.

Durante años fui impulsivo.

Confiaba rápido. Daba mucho.

Y abría las puertas de mi vida con el corazón en la mano, creyendo que todos venían con buenas intenciones. Pero no.

No todos eran como yo.

Y el problema no es solo dejarles entrar…

El verdadero problema es darte cuenta tarde.

Cuando ya compartiste tus sueños, tu energía, tu confianza.

Y si hay poder, dinero o ego de por medio…

Ahí es cuando la careta se cae.

Y descubres que no estaban ahí por ti, sino por lo que podías darles. Eso duele.

No por lo que hicieron ellos.

Sino por lo que uno mismo permitió.

Hoy tengo un diagnóstico: TDAH.

Y también una conciencia nueva.

Ya no actúo por impulso.

Me escucho. Me cuido.

Y aprendí que decir NO a tiempo… es salvarse.

Sigo siendo el mismo Pancho: pasional, soñador, con el corazón gigante…

Pero ya no me regalo.

Ya no me ciego. Ya no me dejo para después.

Porque cada herida fue una maestra.

Y cada caída… un empujón para crecer.

Sigo creyendo en la gente buena.

Sigo creyendo en lo justo.

Sigo creyendo que se puede vivir con amor… pero con límites sanos.

Siempre adelante. Siempre con luz. Siempre positivo.

Se vienen cosas grandes ❤️🙌🙏