top of page

Perdonar en silencio… y seguir caminando


Hay momentos en la vida en los que uno tiene que elegir: quedarse donde todo duele… o soltar. Y soltar no siempre es gritar, cerrar con portazos ni escribir un último mensaje lleno de reproches. A veces, soltar es un acto silencioso. Íntimo. Invisible.


Perdonar en silencio y no volver a hablar con esa persona. No por rencor, sino por respeto a uno mismo.


Y sí. Me hizo pensar. Porque he visto personas —muchas— cargando con historias que ya no las dejan caminar. Se aferran a vínculos rotos, a palabras que no se dijeron o a otras que jamás debieron decirse. Y en esa espera de justicia emocional, se hacen daño.


Perdonar no es olvidar. Perdonar es decirte: yo merezco paz. Es entender que no todas las personas que entraron a tu vida están destinadas a quedarse. Que algunas vinieron a enseñarte, otras a probarte… y unas cuantas, simplemente a dejarte claro lo que no quieres volver a vivir.


A veces hay que perdonar desde el corazón… y cerrar la puerta sin hacer ruido.


No por orgullo. Sino porque tu salud emocional vale más que cualquier explicación que no va a llegar.


Cuidarte también es eso: rodearte de lo que te suma, alejarte de lo que resta y, sobre todo, no cargar con el veneno de lo que ya fue.


Hay silencios que no duelen. Sanan.

Comentarios


  • Facebook
  • X
  • Instagram
  • TikTok
bottom of page