¿Sabías que un hueso de pollo podría matar a tu mascota?

¿Sabías que un hueso de pollo podría matar a tu mascota?

Existe una diversidad de opiniones sobre la ingesta de huesos de pollo para perros. No debemos olvidar que los perros son animales carnívoros y los huesos pueden formar parte de su alimentación siempre y cuando se tomen las medidas y precauciones adecuadas.

Entonces, ¿Es verdad que los huesos de pollo son peligrosos para los perros? En esta nota te explicamos cuáles son sus riesgos y porque hay que andar con cuidado.

Los huesos de pollo y cualquier otro, aunque en menor medida, pueden provocar oclusiones y perforaciones intestinales, especialmente los huesos cocinados. Si no se tiene cuidado pueden provocar atragantamientos.

Muchas de las personas que defienden que los huesos de pollo son buenos para los perros argumentan que toda la vida los perros se han alimentado con sobras y no ha pasado nada.

Factores como raza, tamaño y tipo de huesos, deben estar siempre presentes a la hora de suministrar un hueso de pollo a tu perro. Probablemente el verdadero problema sea la existencia de un gran desconocimiento sobre la alimentación de nuestros perros, por este motivo, lo ideal para la salud de nuestra mascota es recibir información previa de la mano de un experto.

Más allá de eso, los huesos tienen un peligro añadido para los perros: pueden provocar perforaciones del aparato digestivo, atragantamientos y oclusiones intestinales.
Por otro lado, los huesos no son un alimento idóneo para los perros porque no proporcionan un buen aporte nutricional: contienen mucha proteína, pero de baja biodisponibilidad. Y, aunque aportan fósforo y calcio, hay otros alimentos más digestibles que también contienen estos elementos.

Huesos crudos SÍ, huesos cocinados NO
En los últimos años se han popularizado las denominadas dietas BARF (Biologocally Appropiate Raw Food) o ACBA en su acrónimo en español (Alimentación Cruda Biológicamente Apropiada), promovidas por médicos veterinarios.

Este tipo de dietas se componen, típicamente, de un 60%-80% de huesos carnosos crudos y sus defensores alegan múltiples beneficios para la salud y la longevidad de los perros. Sin embargo, estas dietas BARF aconsejan que los huesos que se le dan al perro sean siempre crudos y nunca cocinados.

“El peligro principal de los huesos cocinados para los perros radica en su cocción. Al cocerse, los huesos pueden perder el agua y el colágeno y convertirse en huesos que se astillan a diferencia de cuando estaban crudos.”

De todos los tipos de hueso es preferible evitar los de pollo, o de ave en general, ya que suelen ser astillosos y demasiado finos, de manera que presentan un gran riesgo: pueden clavarse y perforar con cierta facilidad el aparato digestivo del perro.

En estos casos, es necesaria una intervención quirúrgica para salvar la vida del perro. En cuanto a los huesos para perros que no son de pollo, algunos expertos dicen que cualquier hueso medianamente blando, estando crudo, es apto para que lo coma un perro, siempre que se acompañe de la carne que lo rodea.

Esto es porque los huesos se ablandan con el masticado y el salivado y, junto a la carne, se convierten en una pasta que no supone un peligro para el tracto digestivo del perro.

Para tomar en cuenta:
• Valora el tamaño del hueso en función al tamaño de tu perro. La vigilancia durante la ingesta de huesos debe ser habitual para evitar posibles accidentes, sobre todo si el hueso es más pequeño que su cabeza.
• El consumo excesivo de huesos puede provocar estreñimiento a nuestra mascota
• Si tu perro come pienso tampoco es recomendable porque para digerir los huesos ellos necesitan cierto pH estomacal y enzimas pancreáticas que no suelen tener cuando comen pienso.
• De hecho, incluso iniciando la dieta Barf habría que esperar 4-6 semanas antes de dar el primer hueso comestible
• Uno de los grandes beneficios conocidos, es la repercusión en sus dientes. Ofrecen una buena solución contra el sarro y contribuyen a la prevención de enfermedades bucales.
• No debes darle huesos si a tu perro no le sientan bien los huesos. No los digiere bien, le cuesta comerlos u otras razones.
• No debes brindarle un hueso si tu perro tiene alguna enfermedad que lo desaconseja, como la pancreatitis. Ante la duda, siempre mejor preguntar a un veterinario cualificado.
• Procura no dárselo con el estómago vacío, ya que el ansia le podría animar a tragárselo demasiado pronto.
• Evita la presencia de otros perros, ya que los huesos acentúan los comportamientos de dominancia e incluso practica con tu perro dárselo y quitárselo para que te respete.

EN CONCLUSIÓN
• Los huesos no son el alimento más recomendable para los perros por su peligro de provocar oclusiones y perforaciones intestinales y porque no proporcionan un aporte nutricional adecuado
• Los huesos de pollo para perros son los más peligrosos porque se astillan con facilidad
• Si optas por una dieta natural, procura siempre que los huesos que le das a tu perro sean crudos y nunca cocinados, ya que estos últimos tienen mayor riesgo de astillarse.

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