Alimentos que no deberías darle nunca a tu perro

Alimentos que no deberías darle nunca a tu perro

Para muchos dueños de perros, su mascota es algo así como un reciclador. Le guardan todas las sobras, a veces incluso si comen fuera de casa.

Tiene cierta lógica. Los canes son animales omnívoros y esto hace pensar que no hay ningún problema en que se alimenten con lo mismo que los humanos o que se combinen esos restos con el pienso.

Además, así no se desperdician alimentos. La cuestión es: ¿se puede? Y la respuesta es: sí, pero con matices.

La base de la dieta de un perro debe ser un alimento equilibrado, formulado por expertos nutricionistas veterinarios que conocen sus necesidades. No es malo darles trocitos de filete o de salmón, pero tampoco es lo más recomendable.

Lo importante para los expertos es que darle nuestra comida al perro sea un hecho esporádico y que su ración diaria habitual se base en un alimento específico.
A pesar de lo que pueda parecer, los perros no siguen la misma dieta que los humanos y alimentarlos con sobras puede ser, en ocasiones, hasta peligroso. Pueden contener un exceso de grasa y huesos nada saludables para ellos.

Comidas que sí y comidas que no
Mientras que arroz o verduras, en general no van a hacer daño al animal. Hay alimentos como los dulces, los productos excesivamente salados o algunas frutas que pueden ser perjudiciales. Pasa también con los huesos de pollo, que pueden provocarles atragantamientos e incluso la muerte.

La ingesta de alimentos crudos como huevos o carnes también es peligrosa ya que puede introducir bacterias en el cuerpo del animal. Otros, como el hígado son ricos en vitamina A, que no asimilan con facilidad, igual que ocurre con la lactosa de la leche y los lácteos que pueden llegar a provocarles diarrea.

Alimentos prohibidos para perros
También es muy importante no dar productos que resulten tóxicos para los perros como ajo, cebolla, poro, palta, chocolate, café, chicles, gominolas, uvas y pasas.

En el caso de verduras y hortalizas, la mayoría son recomendables con excepciones. Cebolla, ajo y poro tienen tiosulfato, un componente que puede provocar anemia hemofílica (destrucción de glóbulos rojos de la sangre) si se consume de forma prolongada. Mientras que uvas, manzanas y aguacate tienen sustancias tóxicas en sus huesos como la persina o el cianuro, que no afectan a los humanos y sí a los perros.

Las consecuencias de un consumo prolongado de cualquiera de estos alimentos prohibidos van desde una indigestión u obstrucción intestinal por mala absorción de nutrientes a una intoxicación grave que puede derivar en diabetes, hepatitis u otras dolencias.

Recuerda esta lista:
• Dulces, chocolate
• Productos salados,
• Uvas manzanas y pasas
• Alimentos crudos como huevos o carnes
• Huesos de pollo, que pueden provocarles atragantamientos
• Hígado, que no asimilan con facilidad
• Lactosa de la leche y los lácteos
• Ajo, cebolla, poro, palta, y café
• Chicles y gominolas


Mucho cuidado con los alimentos crudos
Lo de comer alimentos crudos o lo que se conoce como dieta BARF (Biologically Appropriate Raw Food, Alimentación Cruda Biológicamente Apropiada) tampoco es siempre buena idea. Aunque a priori es más saludable y natural, no todo son beneficios.

La carne cruda, por ejemplo, puede contener bacterias al no estar sometida a ningún proceso de cocción. Según un estudio publicado en marzo de 2019 en la revista científica Vetfood, se han detectado altos niveles de bacterias (un 52% en E. Coli) en los paquetes de comida BARF, lo que supone un riesgo para la salud del animal e incluso para los pequeños de la casa si conviven con él.

Por otro lado, esta dieta también puede provocar un exceso de grasas o proteínas en el animal, por lo que, debe ser controlada por un experto. Si preferimos alimentarlo con comida convencional, dejémonos asesorar por un nutriólogo veterinario que nos ayude a incluir en la dieta todos los macro y micronutrientes que nuestro perro necesita cada día.

Que no se convierta en costumbre
Alimentos prohibidos a un lado, las sobras esporádicas no son malas. El problema está en que el animal se alimente de ellas.

Según un estudio de la Universidad de Leipzig, se estima que un 40% de los perros del mundo sufren de obesidad, una cifra similar a la de los humanos. Para los expertos hay una relación lógica: comparten alimentación y un estilo de vida sedentario, por lo que el animal no hace el suficiente ejercicio físico.

“Podemos dar extras como premios, recompensas y mantener hábitos e interacciones con nuestros perros”

Además, a medio o largo plazo, pueden aparecer desequilibrios nutricionales, vitamínicos y minerales, que acaban afectando seriamente a su salud y su vitalidad.

Podemos dar extras como si fuesen premios sin causar riesgos para su salud. Pero hay que saber que es una excepción y tiene que haber un control.

Igual que ocurre con los humanos, en el momento que un animal pierde su rutina de alimentación y come fuera de hora, el riesgo de sobrepeso se multiplica. Dar comida de forma indiscriminada favorece este problema, ya que es más fácil que se sobrealimenten.

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