No los dejes solo en su último momento

No los dejes solo en su último momento

Una de las cosas más difíciles para cualquiera que ama a los animales es decidir sacrificar a sus mascotas cuando llegan a un punto terminal. A veces, los perros y los gatos sufren de manera innecesaria, ya sea por una enfermedad o por las complicaciones de salud que trae la vejez, y sus dueños elijen terminar con ese padecimiento.

Alejandra tuvo que tomar esta importante decisión más de una vez: someter a la eutanasia terapéutica a sus perros. Dogo padecía cáncer y en el caso de Micha y Oso, la avanzada edad les había hecho contraer dolencias propias de los años.

Alejandra recuerda con tristeza que, en su tiempo, los tres padecían problemas respiratorios y de movilidad, así como dolores por todo el cuerpo. En el caso de Dogo, “él sufría hemorragias continuamente y se quedaba como muerto”. Añade que cuando el médico veterinario le habló de la posibilidad de practicarles la eutanasia fue un momento muy duro, en el que las dudas y el sentimiento de culpa le asaltaron. Claro esta además de una gran tristeza.

“Si el perro pudiera hablar, seguro que agradecería tantos años de cariño y atenciones, así como el haberle ofrecido un descanso digno y sin sufrimiento”, asegura.

El duelo, se supera, pero hay que darse tiempo y este varia en cada persona. Alejandra tardó en superarlo y para ello tuvo que dejar de lado el sentido de culpabilidad.

Ella no quería que sus “hijos” siguieran sufriendo, por lo que está segura que esta fue la mejor decisión. “Ahora ellos descansan y yo llevo sus recuerdos conmigo”

Este es el caso de Alejandra, pero, así como ella son muchos los casos de personas que tuvieron que tomar esta triste decisión, ante el sufrimiento constante de sus “hijos de cuatro patas” ya sea por un mal incurable o padecimientos propios de la edad.

Algunos canes dejan de andar, padecen fuertes dolores, pierden la vista y el oído. Ya no pueden alimentarse solos, sufren de incontinencia, etc. Ante esta situación, lo correcto es evitarles el padecimiento. Por ello, aunque sea una decisión dura y muy dolorosa, no debemos sentirnos culpables por buscar que dejen de sufrir.

CADA PÉRDIDA NOS DUELE
Como Médico Veterinario he tenido que asistir a más de una de estas intervenciones. Suministrar la inyección, acariciar la cabeza del perro o gato y decirle palabras tranquilizadoras. La verdad que es un momento muy sobrecogedor, que cada médico veterinario asume con responsabilidad, pero con mucho dolor y luego en casa tratar de sobrellevar este hecho.

Muy pocos comprenderán que a parte de profesionales también somos personas, que nos duele mucho esta situación, que, aunque algunas veces necesaria es muy dolorosa emocionalmente. Nosotros estudiamos para salvar vidas y cada pérdida es emocionalmente muy dura.

Su partida siempre dolerá. Si fue rescatado, romperá el corazón de sus rescatistas y, si tiene familia dejará sus brazos vacíos. Si en algún momento has experimentado esta sensación sabes qué se siente y que no es fácil reponerse.

Muchas veces tuve que quedarme solo con el paciente mientras realizaba esta operación, pues el 90% de los propietarios no querían estar en la habitación cuando los inyectaba. “Los últimos momentos del animal suelen ser tristes y miran a su alrededor para buscar a sus familiares”.

Ellos pueden percibir cuando sus dueños toman la decisión de terminar con su sufrimiento. En ese momento se sienten vulnerables y, en consecuencia, lo mejor es que siempre estén al lado de ellos para tranquilizarlos, además de darles el último adiós.

Los perritos suelen morir sin su familia y eso les duele.

PERO, ¿QUÉ ES LA EUTANASIA TERAPÉUTICA?
La eutanasia terapéutica se denomina así porque su principal finalidad es evitar dolor y sufrimiento. “Un animal al que se le practica la eutanasia no debe sufrir nada en absoluto. Debe quedarse dormido de manera tranquila”.

Hoy en día, hay técnicas que permiten que el perro no sienta el pinchazo, que inocula la sustancia que sirve para practicar la eutanasia.

La muerte digna consiste en la aplicación de un sedante y luego una inyección que detiene el corazón del perro o gato. Los animales no sufren dolor ni agonía en esos momentos, pero si pueden sentirse confundidos si están solos.

Es importantísimo que tu mascota se sienta acompañada en sus últimos momentos. Aunque no sienta dolor ni sufrimiento después de la inyección, hay que tener en cuenta que se encuentra en un lugar extraño, con un desconocido, y es normal que este nervioso y confundido.

La compañía de su “familia” le tranquiliza y le da confianza. Él no es consciente de que se le practicará una eutanasia, pero puede tener miedo a que le hagan daño. Es recomendable acompañar al perro en sus últimos momentos para que no se sienta solo.

Los dueños sí saben que ya no podrán compartir más con sus compañeros, que deben despedirse de él y que será una situación dura y difícil, pero, aunque resulte complicado y muy difícil, es necesario que estén con ellos en este triste momento.

Es importante decir adiós y saber que estuvimos con ellos hasta el último momento. De esta forma, el duelo es más fácil de superar.

Es importante que los dueños sepan que su amigo no sufrió al morir, sino que se durmió con tranquilidad. Así podemos ser conscientes de que hemos contribuido con nuestra decisión a que el perro deje de sufrir y se vaya con dignidad y paz.

Al final los familiares pueden rendirle un homenaje a su mascota enterrándolo en algún lugar donde descansará de los sufrimientos terrenales. El hecho de poder hacer esto, por sencillo que sea, ayudará a superar el duelo por su pérdida.

La muerte de un fiel amigo, marca a las personas que la viven. En ocasiones, hay quienes comparten hasta 16 años de su vida con él, toda una vida llena de experiencias en las que se estrechan fuertes lazos de amistad.

Despedirse de un amigo que ha compartido nuestra vida es duro y más si su muerte depende de una decisión nuestra. Las dudas y el remordimiento surgen de manera inevitable en estas situaciones.


Sólo te pido que recuerdes que ellos compartieron una gran parte de tu vida, son parte de ti, eres su familia. Por favor No hagas que pasen por este momento solos, en un cuarto con extraños, en un lugar que no les gusta”.
Abrázalo, acaricia su cabeza, dile palabras tranquilizadoras, demuéstrale lo mucho que significa su partida. Él te agradecerá ese último apoyo, se sentirá seguro a tu lado y podrás despedirte, no con palabras y sí con sentimientos que no deben quedar sin expresar.

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