Escrito por Alejandro Parró
Hace un mes en Instagram se publicó un video de maltrato animal en el distrito de
Surco. En el mismo, se veía a un hombre dando patadas a uno de sus tres perros en
diferentes momentos del día. Fue un hecho impactante. Los usuarios en redes no
dudaron en pedir que se haga justicia por el canino. Muchos casos como estos pasan
desapercibidos en la ciudad limeña, donde a muchos de estos indefensos seres, se les
tiene encerrados y en condiciones qué dejan mucho qué desear. Es importante saber
que ya existe una ley que protege a estas criaturas de sujetos faltos de corazón y
empatía. Esta vendría a ser la Ley 30407 promulgada en el año 2016.
La misma, provee a los animales el reconocimiento como seres vivientes, con derecho
a un buen cuidado y una tenencia adecuada. Asimismo, prohíbe el uso de animales en
espectáculos de entretenimiento público o privado donde se los obligue a realizar
actividades no compatibles con su comportamiento natural. Pero, es importante que
nos preguntemos, por qué se da el maltrato animal en muchos de estos casos. Pues, la
causa principal, vendría a ser la falta de conocimiento y de criterio en la tenencia
responsable de animales. La ley citada anteriormente, ya castiga correctamente a las
personas que osen violarla: estos son sancionados con la inhabilitación (temporal o
definitiva) para tener mascotas o animales a cargo.
Durante la pandemia, yo mismo presencié un caso que me dio rabia y en el que me
sentí impotente de no poder levantar mi voz como ciudadano. Me había tocado ir a
renovar mi DNI en mi distrito de residencia. Para esto, tuve que hacer un pago en el
Banco de la Nación más cercano a mi casa. Cuando llegué, presencié una escena que
era respondida con impasibilidad por medio de los espectadores. Un perro, en medio
del calor abrasador, estaba llorando de estar pisando el asfalto que ardía, mientras su
dueño esperaba para ser atendido en el mismo centro en el que yo me encontraba.
Este se mostraba indiferente al dolor de su mascota. Por fortuna, apareció a los
minutos un policía que arreglaría esto. Al ver lo que ocurría, le pidió al sujeto que
cargase al animal o sino le pondría una multa en el acto. El hombre, al recibir aquella
amenaza, no dudó en ponerse en brazos al animal, que, una vez fuera del dolor,
recuperó la calma.
Vivimos en un país donde, muchas veces, nos importa muy poco respetar las leyes a
menos que sean un perjuicio inmediato para nosotros. Esto es lamentable. Por citar un
par de ejemplos, nos pasamos la luz roja cuando nadie ve o nos metemos por una calle
de un solo sentido si no somos observados. Sin embargo, esto debe detenerse. Más
cuando se trate de seres con una conciencia inferior a la de nosotros. Un animal debe
ser cuidado como si fuese un hijo. Nos acompaña, nos cuida, y nosotros debemos
hacer lo mismo en retribución. Ojalá que las generaciones futuras siempre tengan esto
en mente. Aún no es tarde. Estamos a tiempo. Es hora de que comencemos a dar el
ejemplo.
Comentarios